jueves, 6 de mayo de 2021

Pobrecito, cuanto sufre

Sera que con los años se nos ablanda, que su espíritu de lucha, de aguante, de sacrificio ha muerto con el tiempo. Puede ser que tras largos periodos de batallas dialécticas en todo tipo de foros o que, como a todos, el tiempo no han pasado en balde. La realidad es que el aguerrido y vociferante macho alfa, tira la toalla y admite, ante el juez que el entorno lo ha superado y ante los votantes que lo suyo es ganar más dinero, que la Asamblea de Madrid le viene pequeña.


Pablo Iglesias
La hemeroteca le está sacando los colores al ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, que pone en entredicho su discurso y muestra un guion diferente según las circunstancias.
Hace dos años, en 2019, se reía en una conversación con el youtuber Fortfast y restaba trascendencia a las amenazas que él y otros políticos y servidores públicos lamentablemente reciben. Lo hacía durante la campaña electoral a las elecciones generales del 28 de abril. Hoy si protesta y dice lo contrario.
En 2019 Iglesias defendía que «no hay que lloriquear», ahora, 2021, el líder de Podemos usa como munición electoral las cartas con balas y la amenaza de muerte dirigidas a él, al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez Gámez. Considera que la gravedad de estas debe ser denunciada abiertamente y necesita una respuesta democrática.
Hoy ha perdido y se va. No de rositas sino a un puesto sin responsabilidad pero con mucho dinero, sin duda para poder pagar el casoplón. O, tal vez para dejarlo e irse a vivir al país catalán donde, al parecer, le ofrecen un sueldazo por unos programas de televisión.
Tras perder las elecciones comunitarias en Madrid, donde se presentaba como salvador de la patria, anunciar que lo deja todo y apuntar un cambio de aires, deja a Podemos partido, roto y, en principio sin solución de continuidad. Ni su sustituta en el Consejo de Ministros quiere su puesto.
A cuantos millones de madrileños y españoles ha engañado, Sr. Iglesias con su discurso populista cuando usted, como se esta viendo, lo único que aspiraba era a amasar una enorme fortuna, cayera quien cayera en el camino. Le deseo lo mejor, pero no engañe que siempre hay mucho idealista que le cree para terminar, a la postre, vendido y engañado.

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