miércoles, 22 de octubre de 2014

Pasada por agua

Hace años, como me aburría viendo bracear a mi pareja los fines de semana, alguien de su equipo me propuso cubrir una de las plazas de árbitro que el club tenía asignada. Al principio no quise y hoy, al cabo del tiempo resultó ser un acierto.
Durante las primeras competiciones mi labor fue meramente honorífica, como mucho me obsequiaron con una camiseta, un pantalón blanco y una bolsa de deportes. Luego, al quebrar la Federación Asturiana de Natación, más que nada por la corrupción durante los años de las vacas gordas, el control federativo de los clubes desapareció y el de los árbitros pasó a manos de la Federación Española, con sede en Madrid
Foto Internet 
Poco a poco todo se arreglo. Hubo luchas internas, batallas meramente formalistas, abandonos y plantes, pero nada que hiciera llegar la sangre al río. Todo quedó en una formación técnica más estricta, una selección natural del personal y la definición de estipendios, bastantes reducidos y controlados por Hacienda. Hoy inicie la temporada 2014-2015. Planché mi equipo, prepare mi botellita de agua, puse el despertador a la hora del alba, apenas si desayuné y a las 9,45 estaba, con el resto de árbitros repartiéndonos puestos, listas, cronos  y  peras.
La competición era “Infantil-Juvenil” y por ser la primera, la participación fue inmensa y el griterío atronador. Ni se protestaron descalificaciones ni nadie pidió tiempos a los jueces de silla ni la mesa rechazó los cronos obtenidos, eso sí, los nervios primerizos hicieron que tanto las salidas como las vueltas se realizasen de forma violenta, o sea que terminé empapada, ya lo sabía.
A las 14,20 sudada y con hambre leonina deje las instalaciones del Cristo. El viaje en bus y el calorcito otoñal compensaban mi gazuza, cada vez más acuciante.
El ”negro” como siempre tenía, al llegar, la comida preparada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario