“Donde
dije digo, digo Diego” se utiliza para rectificar una afirmación o desdecirse.
La persona que habla, por muchas razones, se
arrepiente de lo que ha dicho,
lo corrige, negando lo anterior.
Hace
años, un señor y una señorita decían, casi siempre gritando y vociferando, cosas
tan curiosas como:
“La policía no protege a la gente,
son matones al servicio de los ricos"(Pablo
Iglesias)
Han
pasado los años. Ahora ocupan dos escaños en el Congreso de los Diputados, él
ha sido el congresista que más dinero gano en el 2017 y ambos, con un sueldo, según programaban en su proyecto electoral, máximo de tres veces el
sueldo interprofesional, han sido
capaces de comprarse un chalecito de unos 600.000 euros. En solo unos años,
pocos, han pasado a ser “ricos”. Ahora los protege a ellos, pero no lo dicen,
va contra las bases a las que constantemente engañan.
El
bueno de Iglesias, tan proclive hacer lo contrario de lo que dice, ha puesto en
su humilde chalet una puerta blindada que ni con dinamita pueden abrirla, un
sistema de video vigilancia, más efectivo que el de la Casa Blanca, una
seguridad privada que cuesta un pastón y para colmo otra publica a la que
siempre vituperó, a la que llamaba “matones
al servicio de los ricos”.
Ya
no debe ser Pablo sino Don Pablo. Ya no es pueblo sino burguesía, ya entro en
la “casta” que tanto criticaba, se
olvidó del pueblo que le voto y encima animo a sus íntimos, digo Pablo Echenique, que hiciesen lo
mismo, eso, que viviesen como “ricos”, ya que, constata la realidad, son los
más ricos del Congreso de los Diputados, los más pudientes, engreídos y
protegidos, lo contrario que ponía su programa electoral.
Que malo que
haya hemerotecas a las que es muy difícil contradecir.
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