A mí, lo último que me enviaron en un sobre fueron unos pelos púbicos de mi amante como recuerdo del revolcón que tuvimos antes de separarnos para siempre. ¿Te acuerdas Sonia?
Ahora parece que las modas cambian y la gente se envía balas de fusil, pistolas o navajas como añoranza de tiempos de guerra, violencia y guerra.
Uno en su candidez se pregunta :¿Cómo es posible que tales objetos se envíen por correo y encima nadie se dé cuenta del contenido del sobre?. Es increible. Él envió es ficticio.
Como nadie sabe cómo se logro tal hecho, la distribución de culpa ira viajando desde el modesto cartero hasta los sofisticados medios de selección y distribución interna del correo.
Pero ya metidos harina los envíos han empezado a proliferar. Tras las balas, a otro miembro del Gobierno, propuesto como segundo de Gabilondo si gana, le llega a su casa y también en sobre, una preciosa daga albaceteña con otra nota agresiva e insultante.
El cándido ciudadano de a pie sigue preguntándose como tales envíos se saltan todos los controles de seguridad y solo se localiza la carta del demente del Escorial que tuvo la genial idea de poner su propio remite en el sobre con navaja y nota incluidos.
El revuelo mediático sigue y se agranda. Los pérfidos atacantes de la democracia ya están ideando un tipo de sobre de capaz de saltar los controles policiales y seguridad.
En cualquier país la idea sería descabellada, pero aquí seguro que los malvados enemigos de la democracia, lo logran. Es que son tan malos y tienen esas horribles ideas que para ellos todo es posible.