martes, 20 de abril de 2021

El pecado del sexo

Nuestra ministra Montero que es una experta en letras y géneros, ha estado últimamente confinada leyendo la legislación francesa relativa al tratamiento de la prostitución. El país hermano celebra estas semanas y con sentimientos encontrados el quinto aniversario de la entrada en vigor de su ley contra la prostitución. La normativa, que supuso un cambio de paradigma al penalizar al cliente y no a las prostitutas, siguiendo el denominado modelo sueco, dividió desde el principio a las asociaciones sobre el asunto, parte de las cuales siguen defendiendo hasta hoy su conveniencia, aunque lamentan la falta de recursos, frente a otras que afirman que ha provocado una precarización aún más fuerte de un sector ya de por sí muy marginalizado. En lo que coinciden todas es en los magros logros cosechados hasta la fecha: solo 161 mujeres han completado el programa previsto por la ley para abandonar esa actividad, en un país donde se estima que hasta 40.000 personas ejercen la prostitución.


Irene Montero
Entre 2016 y 2018, las autoridades francesas impusieron además 3.200 multas a clientes, y 2.000 más en 2019. Unas cifras muy bajas en relación con el día a día de la prostitución en Francia, que ejercen entre 30.000 y 40.000 personas en el país y que, al menos hasta que entró en vigor la ley, movía más de 3.200 millones de euros anuales.
El Gobierno debería garantizar 2.400 millones de euros en la próxima década —240 millones anuales para que 4.000 prostitutas puedan entrar cada año en el programa de integración
Nuestra ministra Montero quiere invertir 10 millones de euros de la ley de trata en sacar a las prostitutas de las calles, sin hacer caso, o tal vez sin saber, como les ha ido a los franceses tras cinco años con su normativa.
Como en ese camarote de incongruencias que es el Consejo de ministros ni se escuchan ni trabajan unidos, la astuta de Montero presenta una ley que choca frontalmente con el proyecto socialista de Carmen Calvo y por buena lógica alguna debe morir en el camino, o las dos.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha defendido la difusión a través de medios de comunicación de casos «muy mediáticos» de violencia machista como el de Rocío Carrasco para convencer a posibles víctimas de denunciar a sus agresores.
Montero tiene el sexo entre ceja y ceja y para nuestra desgracia, no sabe manejarlo y en esa ceguera choca hasta con sus compañeros, por ejemplo, de Getafe y su «Apaga la tele, enciende tu clítoris»: la guía sexual del PSOE y Podemos para niñas y adolescentes que el Ayuntamiento, dirigido por la socialista Sara Hernández, ha lanzado para colegios e institutos del municipio contra los «estereotipos sexistas» que invita a las menores a masturbarse

Sara Hernández
«Un poquito de autocoñocimiento, por favor» o «Apaga la tele, enciende tu clítoris» son algunos de los mensajes que lanza en su campaña, para con ello apoyar en sus ideas a la ministra de Igualdad

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