Según el Tribunal de Cuentas, cada empleo temporal que
se creó costó más de 13.000 euros al mes en obras innecesarias
Ni sirvió para crear empleo, ni -por lo mismo- frenó
la escalada del paro, ni permitió dotar al país de infraestructuras con valor
añadido. Las cuentas definitivas del famoso «Plan E» del Gobierno de Zapatero dejan un reguero de ejemplos de
lo que puede ser un desorbitado gasto público que acaba sumando endeudamiento
sin resultados prácticos.
El Tribunal de Cuentas lo ha certificado y sus
consecuencias aún se siguen pagando: obras que, después de hacerse, han sido
insostenibles o inútiles y no han entrado en funcionamiento o que para
mantenerlas están suponiendo un sobrémoste que antes no existía; ayuntamientos que aún tienen que pagar multas
por no haber cumplido las condiciones a las que aceleradamente se les
obligó; y chatarra, mucha chatarra en carteles.”
Concejal de Empleo
Esta claro, querido lector,
que usted no se acuerda de aquello, pero nuestro amado Tripartito, encabezado
en esta ocasión por el Sr. Alcalde y su concejal de Empleo, si.
En otro alarde de
originalidad imaginativa lanzan “Un plan
de choque para rehabilitar sendas y fincas en el Naranco”. ¿Les suena de
algo?.
No serán los 12.000millones
del tiempo Zapatero, se piensa, se cree, se opina, que sean 4 anuales que, da
la impresión como entonces ni servirá para nada, ni creara puestos de trabajo
estables y duraderos ni bajara los niveles de paro.
Ya sueño con esa legión de
operarios, como en la película de Blancanieves, subiendo alegremente las
laderas del Naranco cantando alegres cancioncillas y dejando nuestro monte,
casi urbano, limpio como una patena.
Solo por un día, es verdad,
pues el mal tiempo que tenemos, las lluvias y la inestabilidad del terreno hará
que el gasto creado no sirva de nada. Por cierto supongo que tal concepto
presupuestario estará contemplado en esos presupuestos anuales que no terminan
de salir.
El Edil de Somos terminara
imitando a la Alcaldesa
de Madrid que, o bien recomienda a los
Madrileños barrer las aceras frente a sus portales, como hacemos en mi pueblo,
o multar con trabajos comunitarios, como el de adecentamiento de áreas verdes,
a los ciudadanos díscolos, o a quienes
incumplen las normas cívicas: arrojen colillas en la calle, depositen
las basuras en lugares inapropiados, no eliminen los deshechos orgánicos de sus
mascotas.
Como residente al pie del
Naranco y cara a la primavera ya me imagino a ese grupo alegre de enanitos
cantando “Heigh Ho, Heigh Ho..” mientras dejan el Monte mas limpio que los
“Chorros del oro”
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