Que Oviedo este al nivel de
Zaragoza o Sevilla con un reducido número de coches, una gran cantidad de espacios
verdes y peatonales, corrientes atmosféricas altas y pluviosidad elevada es, desde
mi punto de vista, algo que oscila de raro a muy raro.
Hace años, cuando el cinturón
industrial y minero lanzaba a la atmósfera millones de partículas contaminantes,
tales niveles podrían aceptarse. Hoy día, con los controles medioambientales,
lo invertido con Fondos Comunitarios en el control de residuos mineros y en las
nuevas normativas ambientalistas, tales grados de contaminación me parecen
excesivos.
Cuando meses atrás se dijo
que era Avilés la localidad asturiana con mayor contaminación ambiental, con índices
similares a Madrid, en donde por cierto en aquellos momentos la normativa de la Alcaldesa Carmene,
los hizo reducir drásticamente, la comparación, si me cuadraba.
La de Oviedo no. Deberían,
los gestores municipales constatar tales datos, confirmándolos o negándolos, no
solo por conocer con exactitud la calidad del aire que respiramos, sino por que
quienes nos visiten sepan que vienen a
un Paraíso Natural poco o nada contaminado. Habría que revisar cuantos
medidores de contaminación existen en la capital no sea que, por negligencia
nos encontremos como en el incendio de Uria con bocas de agua sin agua o como
en Santullano con radares defectuosos.
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