Está
claro que a los responsables de Sanidad, del Gobierno y de los encargados de
informar a la ciudadanía de la evolución de la pandemia que nos aflige, les
debieron dar sus títulos académicos, por el mismo procedimiento que ahora ellos
proponen, o sea, por la cara, fea o bonita, pero por la cara, como les dice por
lo bajini su Vicepresidente Iglesias: las becas se dan, no a los mejores, se
dan a quien yo diga, como debe ser. Faltaría más.
Con
lo poco que se mueven los muertos, con lo tranquilitos que están bajo su
sudario, resultan que nuestros prebostes políticos, no saben ni contarlos. Con
lo fácil que en un principio parece.
Pues
no. Un día son muchos, otros menos, después suben como la espuma, pero al final
no saben ni cuántos son. Que si los catalanes mienten, si los gallegos hablan
una lengua desconocida o los madrileños son incompetentes, la realidad es que,
como siempre no saben lo que se traen entre manos, y no es lo que usted, pícaro
lector, piensa.
Podríamos
creer que aun siendo torpes en matemáticas, tienen asesores, informáticos, al
Sr.Tezanos, que arregla cualquier cosa, pero no, ellos a lo suyo, a meter la
pata. A decir un día una cosa y al siguiente la contraria. Luego nuestro
Presidente se queja que los franceses no hacen más que ponernos zancadillas,
que machacan nuestra temporada turística, como no Sr. Sánchez si no dice una
verdad ni queriendo y eso que últimamente cubre, en televisión, más espacio que
el hombre del tiempo.
Cuéntenos,
Sr. Presidente, no cuantos han muerto, sino cuando acabara esto, si es que
usted, o alguno de sus iluminados, tiene la más ligera idea.
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