sábado, 19 de noviembre de 2016

El día de la bestia

Hace años, viniendo de Olloniego a Oviedo, un viernes por la noche, — se que era ese día porque un grupo de amigos solemos  ir, en esa fecha a Langreo atomar una sauna y a cenar —, casi me salgo de la carretera por evitar atropellar a un jabalí. Lo denuncie y fue peor.
Según la autoridad tuve suerte. Si lo hubiese atropellado podía hacer sido multado por matar a un animalito indefenso que iba trotando alegremente por la carretera sin luces ni intermitentes. En ese caso yo debería costearme los daños de carrocería  y pagar una multa por atentar contra la fauna local.
Foto Internet
Tome nota, me cabree y me marché.
 Leo: “Un coche de la Policía de Siero choca con una manada de jabalíes en la autovia.”.Los agentes se encontraron de madrugada con una manada de jabalíes y tras evitar a los dos primeros, no pudieron evitar colisionar con los otros.
La Concejala de Urbanismo y Medio Ambiente se mostró muy preocupada.: “Nosotros no tenemos potestad para decidir sobre las batidas o el control de la población de jabalíes en el concejo, eso es cosa de la Consejería”
Creo que ni de ella, ni los ecologistas, ni de los defensores del jabalí errante, ni de los muertos habidos por este tipo de colisiones, ni de los gastos ocasionados con ellos, la tienen.
Tal vez haya una “Una Mesa de Edad”,  dentro de la especie: Jabalíes, que de alguna idea clara y precisa para reconducir o mejor, solucionar, esta problemática en villas, playas, lugares de recreo, carreteras, sitios en donde conviven con los humanos. O decir, como hace el Tripartito de Oviedo al presentar sus Presupuestos.” Todos sus problemas provienen del y de los Gobiernos anteriores”. Pudiera ser que además, en este caso vengan, de la aglomeración de basuras urbanas, del cambio climático, de la sobreprotección de la especie o de la mala puntería de los cazadores.
Foto Internet
Aquel día lejano me salve. Hoy lamento la mala suerte de los agentes, los últimos y menos responsables de este problema, pero que tienen que lidiar con el, sin tener en sus manos ninguna legislación a la que atenerse y con la que protegerse.

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