sábado, 20 de febrero de 2021

B.- Lo que la televisión no te cuenta sobre Pablo Hasél (O.3)

La buena de mi ex, en su empeño constante de que, con el confinamiento al que estamos sometidos no me anquilose, o como escribía Cervantes del Quijote —De tanto pasar los días de claro en claro y las noches de turbio en turbio, se le vino a secar el cerebro —, me envía reseñas periodísticas, en su opinión, para que no me aburra, pero en el fondo, para que me divierta.
Esta es una de reciente actualidad. 


***“Pablo Hasél, su nombre verdadero es Pablo Rivadulla Duró, hijo de un rico empresario: Ignacio Rivadulla que fue presidente del Lérida, al que procesaron por haber dejado al equipo con 10 millones de deuda. Nieto de un militar franquista: Andrés Rivadulla Buira, que persiguió a los maquis en los Pirineos.
Como no valía para estudiar, ni para trabajar, ni para cantar, decidió que lo suyo era el Rap Político. Por lo que teniendo el futuro solucionado gracias a su rico papá y teniendo claro que no iba a triunfar cantando, se convierte en un progre que canta y que se da publicidad (como Las Kardashian pero a lo bestia). Dentro de esa estrategia se incardina todo lo que hace:
Entre otras cosas, pidió que le pusieran un coche bomba a Patxi López; pidió que le clavasen un piolet en la cabeza a otro socialista, José Bono.


Pablo Hasél
Dijo que le encantaba ver cómo pegaban tiros en la nuca a dirigentes del PP.
Alabó a un tipo tan execrable como el ‘Camarada Arenas’, que fue el jefe de la banda terrorista Grapo en los peores años de su historia.
Le condenaron a dos años de cárcel por enaltecer a ETA.
Le volvieron a condenar a otros seis meses por volver a hacer apología de la banda terrorista que ha asesinado a 856 españoles.
Le volvieron a condenar por pegar a un reportero gráfico en una manifestación (si se le pega un periodista y eres de izquierda no es condenable y las televisiones lo olvidan pronto).
Le volvieron a condenar a dos años de cárcel por darle una paliza a una persona que había declarado como testigo en un juicio contra un amigo suyo.
Por lo que tras serle suspendidas varias sentencias, entra en prisión, no por la última, sino por la acumulación de varias sentencias que tenía pendientes.
Este pijo es Pablo Hasél.
Por este mierda ha vuelto la violencia a nuestras calles, éste es el que quiere una revolución es España. Pero él será el primero que si las cosas van mal en España, se exiliará en algún paraíso con el dinero de su rico papá; mientras los demás nos quedaremos en España, pasando hambre y escuchando tiros.”***

 
Lo encantador de esta historia y lo anómalo de Podemos y sus dirigentes, es la encendida defensa de su portavoz parlamentario hacia el convicto Hasél y de la serie de disturbios que tal hecho ha ocasionado. Los graves altercados en los alrededores de Sol se iniciaron con una manifestación en apoyo al rapero Pablo Hasél tras ser encarcelado, dejaron casi una veintena de detenidos y 55 heridos, entre ellos varios agentes de la Policía Nacional y Municipal de Madrid.  Todo ello, al genio de Echenique, le parece algo perfecto, lo defiende y ni el, ni su jefe, ni su partido lo condenan.


Pablo Echenique y Pablo Hasél

Lo más incomprensible de esta actitud es que la relación entre los tres Pablos, según la hemeroteca de la época, se consideraba de mala a muy mala
con opiniones como estas:
Dice Pablo Iglesias, sobre Pablo Hasel en 2014: "No queremos tener nada que ver con gente cuyos
problemas no son políticos, son de psiquiátrico"

A lo que les respondía Pablo Hasél y su camarada Valtonyc :
"Nosotros, al principio, también fuimos embaucados por los Pablo Iglesias y su Monedero de turno, porque no se habían desnudado tanto, porque no sabíamos de qué pie calzaban..." Pero sí que hubo camaradas que nos avisaron: "Esta gente no son agua clara, que son unos reformistas de mierda, unos trotskistas”
"Son la pata zurda del fascismo", o “Solo aspiran a las Poltronas”. Este trio de Pablos que se odian y se aman dirigen el país desde el Consejo de Ministros del Gobierno y no les importa nada que los desmanes callejeros, por ellos alentados, hayan supuesto muchos millones de euros en destrozos, más las correspondientes pérdidas de puestos de trabajo y una creciente indignación de la ciudadanía que, ve impotente, como el Gobierno calla ante estos desplantes y, al menos parte de él, los aplauden y elogian.

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