domingo, 14 de febrero de 2021

Cataluña, sin dinero y sin moneda.

Como diría un amigo cubano, hablando de su “Proces” y sus ansias de independencia, “Estos chicos catalanes están locos”. Tenía razón, sus deseos separatistas no son más que una hábil maniobra para tapar una serie de robos, a lo largo de más de cuarenta años, con base al detrimento de todas las obras publicas financiadas por el Estado español, del 3% de las mismas, dinero que iba a parar a sus bolsillos y creo que, aun hoy día, sigue generándoles beneficios.
Ahora, durante toda la campaña electoral, el bloque independentista, sigue a lo suyo. A configurarse en una República Catalana donde vivir mejor de lo que han venido viviendo hasta ahora. Tal vez les ciegue la ilusión mediática de quienes les comandan pero la realidad, la cruda realidad, no la quieren ni ver.

El Caganet
En caso de secesión, quedaría fuera de Europa, del euro y la opción de seguir usando la moneda única o acuñar una propia tendría graves costes a su economía.
La salida de la eurozona implicaría un serio contratiempo para la financiación de la nueva República de Cataluña. De entrada, al quedar fuera del sistema de pagos de la zona euro, se cerraría la posibilidad de que sus bancos puedan recurrir al BCE o al MEDE para obtener financiación. También se esfumarían sus opciones de recurrir al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) ni al Plan de Pago a Proveedores establecido por el Gobierno español.
Fuera de la UE y de la eurozona y también sin apoyos nacionales, ¿quién sería el prestamista de último recurso de la deuda pública catalana? Sus condiciones para acceder a los mercados serían probablemente mucho más difíciles que las actuales, ya de por sí limitadas, como lo demuestra el hecho de que haya tenido que acudir al FLA en los últimos años dado que los mercados financieros están cerrados para esta comunidad. La emisión de deuda de la Generalitat de Cataluña lleva ocho años catalogada como «bonos basura». De hecho, el BCE, que lanzó en 2015 el programa de compra de deuda pública, no puede adquirir bonos de la Generalitat al no tener la calificación mínima para poder ser adquiridos.
En esta difícil coyuntura, a Cataluña se le plantearía también la cuestión de qué hacer con la moneda. Fuera de la eurozona, el euro dejaría de ser su moneda. Podría seguir usándola, tal y como hacen países como Kosovo o Montenegro, pero con evidentes escollos y un gran riesgo de que fuera inviable, como advertía un informe del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre las concesiones económicas de su independencia. La adopción unilateral del euro conlleva una pérdida de autonomía en algunas cuestiones de política económica. Para empezar, el país que adopta como moneda legal una extranjera pierde la capacidad de emitir moneda, y, por lo tanto, de llevar a cabo una política monetaria autónoma. Además, debe acomodar su política fiscal al área euro para evitar que «shocks» externos afecten en mayor medida a su economía. De la misma forma, tiene que adaptar la evolución de sus costes salariales a la de los precios de la zona euro para no perder competitividad. A todo ello se suma que puede tener un problema de falta de reservas en su banco central, al no poder emitir moneda, y solo obtener euros de sus transacciones con el resto del mundo. Es decir, que si el saldo de todas las operaciones de su balanza por cuenta corriente y de su cuenta financiera fuera negativo, el país tendría una pérdida de reservas que afectaría a su crecimiento.
De hecho, en el momento de declarar su independencia, probablemente se produciría una fuga de capitales a la que habría que sumar la fuga de depósitos de bancos catalanes, que dejarían de estar dentro de la eurozona, lo que le forzaría a crear una nueva moneda: El caganet
Pero la nueva moneda nacería con graves problemas. Su credibilidad y, por tanto, el tipo de cambio con respecto al euro estarían muy cuestionados.
Y en estas andarían: Republicanos, sin moneda, sin dinero, fuera de Europa y, sin saber dónde jugara al futbol el Barsa la próxima temporada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario