El día de San Valentín y de las elecciones catalanas, el nuevo ejecutivo italiano acaba de tomar posesión. Sin dominar muy bien la problemática de esta nación hermana, hay una cosa que si me ha llamado la atención.
En ella fue donde primero se detectó el coronavirus y desde donde, al parecer, se propago por toda Europa. Casi de inmediato llego a España. No sé si allí la información sobre la pandemia y su control es mejor o peor que aquí, lo que si me resulta peculiar es que en nuestro ejecutivo tipo “Camarote de los hermanos Marx” para elegir un candidato a las elecciones catalanas, el bueno del Presidente haya seleccionado al entonces ministro de Sanidad y que en Italia tras una crisis global del Gobierno el único que se ha mantenido en su cargo ha sido el antiguo ministro de Sanidad del Gobierno anterior. El Presidente Draghi, tan buen economista como el nuestro, y con la idea de captar los fondos europeos para el rescate, ha fortalecido, y en qué manera, los equipos económicos, pero ha mantenido los sanitarios ya que la salud de los italianos y el modo de detener la pandemia es prioritario.
Como el Sr. Draghi debió ser más aplicado durante su carrera, a continuación y apoyado por sus colaboradores está enderezando el rumbo económico de la nación, cosa que aquí, por las consabidas luchas de poder del Camarote de los hermanos Marx- Consejo de Ministros- . El resultado final es que aquí entre el descontrol sanitario y la inoperancia económica estamos contemplando como caemos y nos hundimos en el negro pozo de la pobreza con una deuda pública disparada hasta el 117,1 % del PIB y un endeudamiento que no se podrá pagar ni en las
cuatro siguientes generaciones.
Mientras tanto, Presidente y Vicepresidente a la gresca. Con ellos no van estas minucias
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