miércoles, 10 de marzo de 2021

Oh mon Dieu, La République.

Pese a ser muy mayor y no conocer, en mi vida, mas que la dictadura de Franco y la monarquía parlamentaria, como formas de gobierno, nunca llego a entender como nuestro muy querido Vicepresidente del Gobierno, Sr. Iglesias (1978, tres años después de la muerte de Franco) siempre que sale en los medios de comunicación, despotrica, reniega y ataca a la monarquía constitucional, régimen político del que vive, muy bien por cierto, y desea, fervientemente, llegar a una república.
A una república ¿cómo cuál?, me pregunto curiosamente. Como no soy, afortunadamente, tan maligno como él, he eliminado la rusa, la venezolana o la de Corea del Norte, idílicos paraísos republicanos a los que el Sr. Iglesias desearía llevarnos, y he investigado la bondad y rectitud de otras republicas, como la francesa, que tenemos aquí al lado.

Nicolas Sarkozy
Ya en mi juventud, el Presidente Francois Miterrand, presidente de la Republica desde 1981 hasta 1995, mantuvo una doble vida que, finalmente, tuvo que blanquear. Mazarine, su hija extramatrimonial, escribió un libro donde detalló: "Como cada domingo, papá iba a cenar al domicilio legal que tenía con Danielle (su verdadera esposa) y luego venía a casa". A pesar del escándalo, ambas familias aceptaron la situación.
Un poco antes en 1979, el semanario satírico Le Canard enchaîné acusó a Giscard de haber recibido del depuesto Emperador Bokassa I de la República Centroafricana regalos consistentes en diamantes en el curso de visitas oficiales, con un valor que el semanario calculó en un millón de francos (unos 150 000 euros). Con torpeza y prepotencia, el presidente intentó justificarse, creyendo que las acusaciones de un periódico satírico no influirían en el electorado; pero el asunto fue retomado posteriormente por el prestigioso diario independiente Le Monde, y se convirtió en una pesada losa que le hizo perder las elecciones presidenciales de 1981.

Diamantes de sangre
En 2021 el expresidente francés Nicolás Sarkozy es condenado por tráfico de influencias, confirma nuevamente una antigua verdad de la política: aún en las democracias más afianzadas del mundo, la corrupción sigue siendo una maldición.
En la ejecutiva actual Benjamin Griveaux, candidato de La República en Marcha (LREM) -el movimiento creado por el presidente Emmanuel Macron- a la alcaldía de París, se ha retirado después de que se difundieran vídeos y mensajes privados comprometedores, de índole sexual. La renuncia supone un duro golpe para el propio Macron, ya que las municipales se presentaban difíciles para LREM a nivel nacional y especialmente en la capital. Ahora la situación se ha complicado todavía más.
Esta serie de juicios perdidos, corrupción y sexo, no pone en entredicho, ni mejora ni empeora, la Institución de la República, sino la de las personas que las manejan.
No confunda, como suele pasarle a menudo, la institución monárquica con la persona que la lleva. Según su extraña opinión, usted no serviría para nada, pues por lo que leo su en los próximos meses es un camino de juicios, sentencias y corrupción como los que desea ver en su idílica Republica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario