miércoles, 7 de octubre de 2020

Esto se llama planificar bien

Empieza Octubre y, no hace un mes (en Asturias una semana),se abrieron los colegios.
Si, Sra. Celaá, con su beneplácito, su normativa y la muy docta dirección de los responsables educativos por ella designados no lo remedian, algo que todo el mundo supone, el virus obligara a cerrar clases y más clases
A principios de mes, la educación pública anuncia que 2.852 clases ya han echado el cierre. Pese a que las aulas afectadas no llegan al 1% las cuarentenas consecuentes ya están causando problemas en las familias
Sra. Celaá
Los confinamientos de las aulas suponen, en todo caso, un grave problema para miles de familias. Casi ninguna de las comunidades han concretado el número de alumnos que se han visto afectados, ni tampoco han ofrecido una cifra global. Pero tomando un número medio de 15 alumnos por clase, que es una cifra conservadora, la suma de estudiantes confinados supera los 40.000. Entre ellos, los hay de todas las edades, incluidos adolescentes que pueden quedarse en casa solos y seguir el curso a distancia con relativas garantías. Pero muchos otros (la mayoría de comunidades tampoco precisa a qué cursos corresponden las aulas afectadas, y el número global va desde infantil a la secundaria postobligatoria) son niños pequeños y su cuarentena exige que sus padres u otro adulto los acompañe, lo que genera situaciones laborales muy complicadas y preocupaciones por las consecuencias en el aprendizaje.
Tampoco se planifico en su día, tal vez por desconocimiento o desgana, el problema de rutas y horarios de los transportes escolares lo que está llevando, en todas las Comunidades, no solo retrasos educativos sino colapsos de tráfico.
En general puede decirse que los institutos públicos nacionales se encuentran, a principio de curso, sin medios, sin instituciones y sin un protocolo operativo, eficaz y eficiente.
Los promesas que el ministerio difundió a bombo y platillo ni se han cumplido ni, por lo visto, se cumplirán.
Como en tema sanitario, el teléfono a pasado a ser un objeto de adorno, nadie lo coge y, cuando se hace es para ni responder ni dar cualquier tipo de solución.
Si hay cualquier tipo de contagio, la clase se cierra y los niños, en cuarentena en su casa. Que la familia apechugue.
Un mes después de que la Administración les hiciera cambiar los planes y la organización cuando faltaba una semana para que empezara el curso, los directores de centro empiezan a difundir y enumerar el desastre en el que están inmersos.

El protocolo no funciona. Los profesores de baja no son sustituidos. Tampoco los auxiliares, el personal administrativo o de limpieza. Los 70.000 dispositivos que prometieron no han llegado. Las 6.000 cámaras que iban a instalar tampoco. Los centros que estaban mal equipados y con conectividad pésima, siguen sufriendo las mismas deficiencias. De los 300 profesionales sanitarios que prometieron, solo han llegado 30.
Tal y como está la situación se temen que de aquí a unas semanas “toque un nuevo escenario, el del confinamiento total”. Sera como en la Comunidad de Madrid, el Gobierno tiro la piedra y ahora que cada Comunidad arregle los daños, destrozos e incongruencias que aquellas decisiones irreflexivas y tardías, produjeron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario