Ya les da vergüenza ir con la cara destapada, ahora van encapuchados. Nuestro Presidente y su Vicepresidente dan la callada como respuesta y mantienen su pasividad inoperante cuando Batasunos «decapitan» en plena calle estatuas del Rey y Colón para protestar contra la Fiesta Nacional.
Las juventudes del nacionalismo radical quemaron fotografías del Monarca y sabotearon carteles en las autopistas.
Las juventudes del nacionalismo radical quemaron fotografías del Monarca y sabotearon carteles en las autopistas.
Acciones vandálicas
Estos hechos vandálicos y ofensivos contra la Jefatura del Estado, nuestros mandatarios los consideran, como libertad de expresión, claro está que cuando la foto de uno de ellos aparece como diana de tiro entonces es un delito de odio que hay que castigar severamente.
Ahora, cuando a la luz del día y en pleno centro de Pamplona, simpatizantes del nacionalismo vasco radical han «decapitado» sendas estatuas de Felipe VI y Cristóbal Colón, considerando estas acciones como el acto central de los dirigentes y simpatizantes de Sortu con motivo del Día de la Hispanidad, en el que, un año más, han vuelto a hacer gala de su desprecio hacia los símbolos nacionales.
Todo esto con total impunidad y la más amplia cobertura informativa. Todo ante ese puñado de votos que obligan al Presidente y su Vicepresidente cerrar la boca, callarse y poner cara de “Aquí no ha pasado nada”
A pesar de la alarmante situación sanitaria que atraviesa la autonomía navarra, mucho peor que la madrileña pero que le parece divina al Ministro de Sanidad, los batasunos han colgado sogas del cuello de las figuras del Rey y Colón y posteriormente han tirado de ellas para derribarlas.
La ceremonia, que fue «maridada» con música y bailes tradicionales ecuatorianos, ha tenido lugar en un punto tan significativo como es la sede del Gobierno de Navarra. El mismo que preside la socialista María Chivite, que en próximos días se sentará a negociar los Presupuestos autonómicos con quienes han organizado la «decapitación» del Rey frente a su propio despacho.
Ahora, cuando a la luz del día y en pleno centro de Pamplona, simpatizantes del nacionalismo vasco radical han «decapitado» sendas estatuas de Felipe VI y Cristóbal Colón, considerando estas acciones como el acto central de los dirigentes y simpatizantes de Sortu con motivo del Día de la Hispanidad, en el que, un año más, han vuelto a hacer gala de su desprecio hacia los símbolos nacionales.
Todo esto con total impunidad y la más amplia cobertura informativa. Todo ante ese puñado de votos que obligan al Presidente y su Vicepresidente cerrar la boca, callarse y poner cara de “Aquí no ha pasado nada”
A pesar de la alarmante situación sanitaria que atraviesa la autonomía navarra, mucho peor que la madrileña pero que le parece divina al Ministro de Sanidad, los batasunos han colgado sogas del cuello de las figuras del Rey y Colón y posteriormente han tirado de ellas para derribarlas.
La ceremonia, que fue «maridada» con música y bailes tradicionales ecuatorianos, ha tenido lugar en un punto tan significativo como es la sede del Gobierno de Navarra. El mismo que preside la socialista María Chivite, que en próximos días se sentará a negociar los Presupuestos autonómicos con quienes han organizado la «decapitación» del Rey frente a su propio despacho.
Enmascarados de nuevo cuño
La ceremonia de la «decapitación» contó también con la participación de Fanny Carrillo, quien fuera parlamentaria de Podemos en la Cámara navarra, que en esta ocasión ha acudido como integrante de la asociación «Compartiendo Raíces».
La finalidad de dichos actos es doble, señalaban desde la formación soberanista, no solo se pretende denunciar el «imperialismo español» sino también defender la «República vasca».
Bajo el lema «Nada que celebrar», los batasunos han llevado a cabo diversos actos de protesta que han exhibido a través de las redes sociales. Hay vídeos en los que aparecen fotografías del Monarca arrojadas a una fogata. En otros, grupos de jóvenes boicotean por la noche las señales de una autopista para exigir la expulsión de la Guardia Civil.
Nuestros nuevos encapuchados callan y otorgan, Piensan en sus poltronas, en los presupuestos, que aún no han presentado y mucho después que el problema sanitario, de nombre coronavirus, les está embarrando el campo de juego, haciendo crecer el paro desmesuradamente y hundiendo la economía hasta el fondo de las más abisal de las simas.
Viven felices en el poder que esperan ejercer indefinidamente, son tan majos, lo hacen tan bien.
La finalidad de dichos actos es doble, señalaban desde la formación soberanista, no solo se pretende denunciar el «imperialismo español» sino también defender la «República vasca».
Bajo el lema «Nada que celebrar», los batasunos han llevado a cabo diversos actos de protesta que han exhibido a través de las redes sociales. Hay vídeos en los que aparecen fotografías del Monarca arrojadas a una fogata. En otros, grupos de jóvenes boicotean por la noche las señales de una autopista para exigir la expulsión de la Guardia Civil.
Nuestros nuevos encapuchados callan y otorgan, Piensan en sus poltronas, en los presupuestos, que aún no han presentado y mucho después que el problema sanitario, de nombre coronavirus, les está embarrando el campo de juego, haciendo crecer el paro desmesuradamente y hundiendo la economía hasta el fondo de las más abisal de las simas.
Viven felices en el poder que esperan ejercer indefinidamente, son tan majos, lo hacen tan bien.
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