A repartirse el pastel

“Todos queremos más y más y más y mucho más”. A nuestros muy queridos políticos eso de controlar el coronavirus, detener su expansión, adecuar medidas encaminadas a su erradicación, se la trae floja. A ellos lo único y exclusivo que les interesa es la pasta, y si puede llegar a sus bolsillos, mejor que mejor. Si encima la pueden utilizar para lo que quieran: hacerse ricos, avivar y sufragar los procesos independentistas, planificar su próxima reelección, miel sobre hojuelas.

Antes de la Reunión de Presidentes, que está prevista realizarse la semana que viene en La Rioja, para estudiar el reparto de los 140.000 millones del fondo de recuperación europeo, sin los Presupuestos Generales ni esbozados, aceptados por Bruselas y aprobados por el Congreso, en donde cada voto será oro molido, ya empieza a verse maniobras para coger la mayor parte del pastel, aunque su posterior utilización ni se sepa. Lo que está claro es que debe utilizarse  en lo que obliga el consejo de donantes con los países Bajos y los frugales, como perros guardianas del regalo.

Sin saber aún nada de nada, el lendakari en funciones, Iñigo Urkullu ha notificado, al Ejecutivo central, que no cuente con él para la reunión de Presidentes. Desde el Gobierno vasco han avanzado que el lendakari no contempla «a día de hoy» acudir a la cita. «No sería coherente», han destacado. Primero, porque no encuentran sentido al hecho de ir a una reunión en la que se informará del reparto de los fondos europeos «sin que se haya celebrado la Comisión Mixta de Concierto Económico para acordar la capacidad de endeudamiento». Recuerdan en este sentido que, debido a la crisis, el País Vasco ha reducido su recaudación entre el 17 y el 20%. Sobre la sanidad de los vascos, nada de nada, De los rebrotes actuales y su expansión, como si no existiesen. De pedir pasta a fondo perdido lo que sea.

Cataluña, donde la mala gestión sanitaria y su obcecación por el “proces” independentista, ha hecho que sea en esa comunidad donde los rebrotes han sido mayores y más extendidos, debiendo en algunas zonas, llegar a tomar medidas cercanas al estado de Alarma, algo que no pueden hacer por ir contra lo programado por el ejecutivo pues cuando lo decreto solo él podía hacerlo y con la aprobación de Congreso, pide hasta un 33% más de lo que le correspondería por su peso en el país. Los 30.000 millones que quiere la Generalitat, según anuncio de su vicepresidente, Pere Aragonès, suponen el 21,4% de los fondos previstos para el conjunto del país. Es una proporción que supera en un 33% el peso demográfico de Cataluña (16,1% de la población española) y en un 12,6% su participación en el producto interior bruto (PIB) nacional (19%). Esto es, de ser asignado el dinero conforme a tales criterios, la cantidad que ambiciona Cataluña superaría hasta en 7.500 millones la que le correspondería.

Lo mismo sucede con la Comunidad Valenciana, ya está pidiendo poniendo sus votos por delante..

Pero, ¿Cómo hacer el reparto? Si fuese por habitantes sería la primera la Comunidad Andaluza, si lo fuese por extensión, Castilla-La Mancha, si sopesásemos su aporte al PIB, seria Madrid. Pero no será así, querido lector. El reparto lo hará el Presidente pensando en los votos que necesita para aprobar el Presupuesto, no en las ventajas sanitarias para los españoles, estos a los políticos, se la traen al pairo, podrían morirse todos por el coronavirus y ellos emplear el dinero en cualquier otra cosa mientras siguiesen ocupando las poltronas del poder.

Mal lo tiene el Gobierno en La Rioja con el reparto. Ahora, más que nunca debemos rezar porque en Bruselas sean lo coherentes que han sido y el reparto no sea un intercambio de cromos, sino un fondo que ayude a todos por igual a salir de esta crisis sanitaria y económica que existe, no como la que, en tiempo de Zapatero nos destrozó, pues este iluminado nunca admitió que la había (recuerdan aquel discurso suyo, en el Congreso, en el que se pasó hablando un montón de tiempo, de la crisis. sin mencionar la terrible palabra). Estuvo riéndose de los españoles.

Que el actual, de su mismo partido, no haga lo mismo.