martes, 21 de julio de 2020

Un querer y no poder.

Malas noticias llegan desde Bruselas, tan malas que el Vicepresidente Iglesias ha tenido que echar mano de su antiguo amigo, fundador y académico, Monedero, para equilibrar el poder femenino que le crecía bajo los pies y huir del varapalo Comunitario. Tan negras que tal vez, para poder vivir, haya que morirse de hambre, o arrinconar nuestro orgullo donde podamos.  
Presidente del Gobierno
El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, se ha erigido, en la cumbre europea que se celebra en Bruselas, como estandarte de las posiciones más exigentes para aprobar el fondo europeo de recuperación. Rutte parece resignado a que buena parte de ese fondo se destine a subsidios. Pero exige, como contrapartida unas “garantías absolutas” sobre las reformas que acometerán los países beneficiados a cambio de las multimillonarias ayudas. Y entre ellas cita expresamente, para España: las de pensiones, el mercado laboral y el exceso de políticos y funcionarios. A modo de ejemplo, siendo menor en extensión y población que tiene Alemania la doblamos en número de políticos, con sus correspondientes gabinetes y asesores. Con menos riqueza que ella, mantenemos un Gobierno Central y 17 Autonómicos, algunos de ellos con ganas de independizarse, aspecto este muy en contraposición con Bruselas, sobre todo los franceses.
Los países más reticentes que se llaman a sí mismo «frugales», capitaneados por Holanda, junto a Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia, quieren reducir en 50.000 millones la cuenta de lo que se quiere dedicar a las subvenciones directas a los países más afectados por las consecuencias de la pandemia. También quieren una reducción similar del presupuesto comunitario, y garantías de que los países del sur harán reformas específicas para que sus economías sean más competitivas.
Fuentes españolas recordaron que nuestro país no tiene miedo a las reformas y las está haciendo, “En transición ecológica, por ejemplo, estamos a la vanguardia”. Pero esas mismas fuentes advierten que las reformas exigibles, como condición para acceder al fondo de recuperación, “deben estar ligadas al impacto de la covid-19”. España no parece dispuesta a admitir que la ejecución del fondo se convierta en una especie de rescate encubierto, como parecen pretender los auto designados frugales. No quiere meter las pensiones en la ecuación, porque no tienen relación directa con la crisis del coronavirus. En cuestiones laborales, en España aún está vigente la durísima reforma de 2012, impulsada entonces por Bruselas, y que Sánchez tiene, en su programa de Gobierno, la idea de suavizarla, no endurecerla como pretende Rutte.
Ministra de Trabajo y Economía Social
Si a todo lo anterior y como, en su camarote de los hermanos Marx, tiene la oposición frontal de su Vicepresidente y su Ministra de Trabajo y Economía Social, esta última con una factura bajo el brazo de las prestaciones por los ERTES de cerca de 25.000 millones de € estamos ante un escenario de lo más triste pese a que como dice nuestro Presidente nos movemos en la cabeza de la transición ecológica cosa que ni los países frugales nos lo puede negar.
Dentro de muy poco lo sabremos, se espera que Bruselas se decida ya mismo, lo posponga para más tarde o termine haciendo lo que Mark Rutte y los Países frugales desean.
Para nosotros mal en todos los supuestos y para el Gobierno de Sánchez, con su anecdótica troupe de ocupa sillones, otro fracaso más que añadir a su muy amplio currículo.
Al final se llegó a un acuerdo, Mark Rutte y los Países frugales se llevaron el gato al agua. Ellos controlaran la distribución y utilización de los fondos. Lo que ellos digan habrá que cumplirlo, o cerraran el grifo. Que Dios reparta suerte

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