Hay individuos, por lo general políticos, que en estos
momentos de crisis sanitaria y económica, al no verse afectados por ninguna de
las dos se dedican hacer tonterías.
He leído que, en un alarde de imaginación creativa,
los Sres. Torrent y Maragall, han tenido una idea genial: “querellarse contra el exdirector del CNI por el espionaje de sus móviles” específicamente contra el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sánz Roldán por el supuesto espionaje a sus teléfonos móviles
Roger Torrent. Presidente del
Parlament
Según estos preclaros políticos, “hay evidencias y unos indicios
contextuales y factuales que les han hecho dirigir la responsabilidad hacia el
CNI”. Por ejemplo, según Torrent, el hecho de que NSO, la compañía israelí
que vende el programa usado para este tipo de ataque, solo venda el software a
gobiernos y servicios de inteligencia. El Sr. Torrent no se da cuenta que en la
actualidad, hay en el mundo 194 países soberanos reconocidos por la
ONU con su propio gobierno y completa independencia. Además con sus
correspondientes servicios de inteligencia. Comprendo que el contenido de los
móviles de tales preclaros políticos incite a esta cantidad de países a
investigar en sus tripas. Lo que no entiendo es porque solo se centra en uno.
Debería poner esa demanda a todos. Sobre todo a los israelitas por haber
patentado y vendido, a los países, el procedimiento.
Sin duda el largo confinamiento, los
múltiples rebrotes, que en estos momentos aparecen en su autonomía y la
desaparición e incompetencia de su Presidente Autonómico, le hagan desbarrar en
temas de telefonía móvil o puede ser que, la rocambolesca aventura del
Vicepresidente del Gobierno Sr. Iglesias que, como ustedes, la está liando
parda con otro móvil, en su caso con el affaire de su compañera, amiga y
secretaria (según la prensa canallesca, aparecen en el ambos en actitudes poco decorosas), les anime
a imitarlo en este sentido.
Ernest Maragall. Portavoz de
ERC en el Ayuntamiento de Barcelona
Sres. Torrent y Maragall, creo que el desmedido
interés de esos 194 países, que pueden haberles hackeado sus móviles, estuviera
-es posible- en su contenido delictivo. A mí los rusos, estadounidenses y
chechenos me controlan el ordenador, al no saber evitarlo y no tener en él nada
problemático, no me enfado y, menos aún, pienso querellarme contra nadie.
Deseo fervientemente que esta pataleta de patio de
colegio se les olvide con el buen tiempo, que el coronavirus abandone su bella
Cataluña y que usen los teléfonos para llamar a los amigos, no como almacén de
datos que pudieran ser conocidos por esos 194 países del mundo y, peor, por sus
servicios de inteligencia, más aun si son del Mosad o Mossad ("Instituto de
Inteligencia y Operaciones Especiales" de Israel), un peligro.
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