Debo
reconocer, Sr. Torra, que tiene muy mala suerte o no está dotado para la
política.
Al
principio de su imposición por el Sr. Puigdemont y al intentar imponer el “proces”, muchas de las empresas, bancos
incluidos, huyen de Cataluña como de la peste. Luego y según dicen, con su
aprobación, se desatan una serie de huelgas salvajes, manifestaciones
callejeras, quema y rotura de mobiliario público, transportes, cristaleras que
meten el miedo en el cuerpo aquellos centros de producción que aún se
mantenían en su territorio.
El
coronavirus, con su estela de muertes, el cierre de fronteras, la caída del
turismo y el anuncio de cierre de Nissan, debieron ser las guindas negras, que
no brotes verdes, que anunciaban su inminente desaparición de la escena
política.
Presidente de la
Autonomía Catalana
Medio
se controla la pandemia y la prensa canallesca de Madrid nos sorprende con
que, el
independentismo y el declive económico están convirtiendo a Cataluña en tierra
de emigrantes pocos llegan allí a trabajar y cantidad de locales huye a lugares
más cómodos
En 2019 fue la segunda autonomía con peor saldo
migratorio: son muchos más los que se van de Cataluña que los que le llegan de
otras regiones de España, su Autonomía ha dejado de ser esa locomotora
económica que atraía población del resto de España, al calor de un desarrollo
socioeconómico que ofrecía prosperidad y oportunidades sanamente envidiadas en
el resto del país. Ahora, Cataluña no atrae población sino que la pierde.
La inversión, nacional o extranjera, quiere
tranquilidad y, en Cataluña, esa calma se ha visto dañada por las tensiones
independentistas. El «procés» no solo
ha dinamitado la llegada de inversiones exteriores sino que ha expulsado otras
ya asentadas. Ha habido una deslocalización muy fuerte de empresas que se
trasladaron a otras regiones para protegerse de los riesgos del independentismo.
Sr. Puigdemont
La
puntilla, o la estocada de muerte se la ha dado su compañero, y sin embargo
amigo, el Sr. Puigdemont desde Bruselas.
El
prófugo ha anunciado este jueves la creación de un nuevo partido y su ruptura
con el PDeCAT -formación en la que aún milita con usted- para tener las manos
libres y diseñar a su antojo su candidatura a las próximas elecciones
autonómicas catalanas. El cónclave fundacional se producirá el 25 de julio, la
misma fecha que el PDeCAT había escogido para celebrar un congreso en el que
decidir si se disolvía. Un boicot indisimulado.
Carles Puigdemont,
su mentor, lanza el órdago definitivo para hacerse
con el control de todo el espacio independentista no controlado por ERC y la
CUP con el anuncio de la creación de un nuevo partido, lo que supone, en la
práctica, una amenaza
directa al PDECat, formación que se resiste a ser fagocitada por el ex presidente
de la Generalitat.
Quien lo puso lo quita. El no será
candidato en las próximas elecciones y confía, que es mucho, que su partido, el
suyo (auténticamente suyo), gane y él lo maneje desde Bruselas.
Torra, sin posibilidad de presentarse,
sin partido y con una Cataluña hundida económicamente, lo tiene crudo. La negra
sombra de Oriol Junqueras, hoy en prisión, el ascenso imparable del ERC, ponen
muy gris el porvenir del Sr. Torra y el renacer de la nueva criatura del Sr.
Puigdemont.
Serán los enanos, que le crecieron, o el
mal de ojo que persigue al funesto D.Quim.
No hay comentarios:
Publicar un comentario