domingo, 5 de julio de 2020

Le crecen los enanos.

Debo reconocer, Sr. Torra, que tiene muy mala suerte o no está dotado para la política.
Al principio de su imposición por el Sr. Puigdemont y al intentar imponer el “proces”, muchas de las empresas, bancos incluidos, huyen de Cataluña como de la peste. Luego y según dicen, con su aprobación, se desatan una serie de huelgas salvajes, manifestaciones callejeras, quema y rotura de mobiliario público, transportes, cristaleras  que  meten el miedo en el cuerpo aquellos centros de producción que aún se mantenían en su territorio.
El coronavirus, con su estela de muertes, el cierre de fronteras, la caída del turismo y el anuncio de cierre de Nissan, debieron ser las guindas negras, que no brotes verdes, que anunciaban su inminente desaparición de la escena política.
Presidente de la Autonomía Catalana
Medio se controla la pandemia y la prensa canallesca de Madrid nos sorprende con que,  el independentismo y el declive económico están convirtiendo a Cataluña en tierra de emigrantes pocos llegan allí a trabajar y cantidad de locales huye a lugares más cómodos
En 2019 fue la segunda autonomía con peor saldo migratorio: son muchos más los que se van de Cataluña que los que le llegan de otras regiones de España, su Autonomía ha dejado de ser esa locomotora económica que atraía población del resto de España, al calor de un desarrollo socioeconómico que ofrecía prosperidad y oportunidades sanamente envidiadas en el resto del país. Ahora, Cataluña no atrae población sino que la pierde.
La inversión, nacional o extranjera, quiere tranquilidad y, en Cataluña, esa calma se ha visto dañada por las tensiones independentistas. El «procés» no solo ha dinamitado la llegada de inversiones exteriores sino que ha expulsado otras ya asentadas. Ha habido una deslocalización muy fuerte de empresas que se trasladaron a otras regiones para protegerse de los riesgos del independentismo.
Sr. Puigdemont
La puntilla, o la estocada de muerte se la ha dado su compañero, y sin embargo amigo, el Sr. Puigdemont desde Bruselas.
El prófugo ha anunciado este jueves la creación de un nuevo partido y su ruptura con el PDeCAT -formación en la que aún milita con usted- para tener las manos libres y diseñar a su antojo su candidatura a las próximas elecciones autonómicas catalanas. El cónclave fundacional se producirá el 25 de julio, la misma fecha que el PDeCAT había escogido para celebrar un congreso en el que decidir si se disolvía. Un boicot indisimulado.
Carles Puigdemont, su mentor, lanza el órdago definitivo para hacerse con el control de todo el espacio independentista no controlado por ERC y la CUP con el anuncio de la creación de un nuevo partido, lo que supone, en la práctica, una amenaza directa al PDECat, formación que se resiste a ser fagocitada por el ex presidente de la Generalitat.
Quien lo puso lo quita. El no será candidato en las próximas elecciones y confía, que es mucho, que su partido, el suyo (auténticamente suyo), gane y él lo maneje desde Bruselas.
Torra, sin posibilidad de presentarse, sin partido y con una Cataluña hundida económicamente, lo tiene crudo. La negra sombra de Oriol Junqueras, hoy en prisión, el ascenso imparable del ERC, ponen muy gris el porvenir del Sr. Torra y el renacer de la nueva criatura del Sr. Puigdemont.
Serán los enanos, que le crecieron, o el mal de ojo que persigue al funesto D.Quim. 

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