“El trío de la bencina” fue una popular
comedia alemana, estrenada en 1930, que contaba la historia de tres amigos que
venden todo lo que tienen para montar una gasolinera (benzina, gasolina en
italiano) pero a lo que todo se les complica porque el trío se enamora de la
misma chica. Desde entonces la frase se suele utilizar cuando tres personas
aparecen en franca compañía intentando llevar adelante algo en común. Viene
toda esta introducción a cuento del trío recién formado por Iglesias, Monedero
y Echenique los cuales no luchan, como en la comedia original, por el amor de
la misma damisela, sino que lo hacen contra el feminismo violento que les está
empezando a comer los pies.
Pero ahí, ni empiezan ni terminan sus problemas. El
trio, o sea la cabeza pensante y ejecutiva de Podemos, tiene que empezar a
explicar, a los jueces y a sus votantes, esa inyección económica de 9,3
millones de euros, desde Irán, a su productora entre el 2012 y el 2015.
El Sepblac (Servicio Ejecutivo de la Comisión de
Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias) les han detectado 67 ingresos
sospechosos entre esos años y 23
transferencias directas y personales al líder.
La misma unidad informó al Cuerpo Nacional de Policía en tres ocasiones - 2013, 2017 y
2018- sobre los vínculos de empresas sospechosas de lavado de dinero procedentes de Irán con la productora en la que
trabajaba (y de la que cobraba) el ahora vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias.
Para completar el panorama, un juez capitalino ha abierto diligencias para
investigar, a la cúpula de Podemos, tras
apreciar indicios de delito en un atestado de la Guardia Civil que apuntaría a una caja B del partido morado.
Mis queridos podemitas, todo, absolutamente todo, de
lo que ustedes, en sus épocas iniciales, recriminaban a los partidos en el
poder, a los que despectivamente nominaban “La
casta” son sus tácticas habituales tanto en su contabilidad como en el
manejo del partido.
Parece ser que ya desde el 2013 se dedican al blanqueo
de capitales, a transferencias internacionales y poco claras, de divisas de
origen desconocido y/o dudoso.
Además se les está rastreando (cuando el rio suena)
una supuesta Caja B creada a través de una hipotética caja de solidaridad que recogía
las donaciones de dirigentes nacionales e internacionales evitando con ello las
posibles intervenciones de Hacienda.
La guinda a esta cadena de engaños a la inspección
publica es el pago de sobresueldos a miembros de su formación, abonando, en negro, parte de las nóminas (recuerda
los sobres de Rajoy).
El afloramiento de estos hechos, por un ex abogado de
la formación, ha hecho que el titular del juzgado 42 de Madrid, haya iniciado el
estudio de una denuncia por delitos de malversación de caudales públicos y
administración desleal.
No solo el caso de su colaboradora Dina y el extravío
de su móvil con su enigmático contenido, está en los juzgados, ahora son las
prácticas de malversación y engaño las que parece adornan su hermoso currículo.
Tan bueno que parecía. Ahora, con el trio de apoyo,
explicara a sus votantes el cumulo de juicios que se le vienen encima.
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