viernes, 28 de agosto de 2020

Dando ejemplo

Aquí nos lo tomamos a broma. El Gobierno, que dicta las normas, penaliza las infracciones y castiga a quienes las comete, cuando ellos las incumplen, hacen la vista gorda, miran hacia otra parte, disculpan, o se auto disculpan, alegando olvido, ignorancia o falta de mala fe para lo que ellos
mismos propugnan.
Ya me dio vergüenza cuando algún cargo público se saltaba el estado de alarma y viajaba, a veces en medios oficiales, a ver a su familia o sus amigos. Me dio mucho más ver a miembros del Gobierno sin mantener las distancia de seguridad (y no vivían todos juntos en el mismo domicilio), sin llevar mascarilla, y sonriéndose de quienes si debíamos 


llevarla.
Leo que el Comisario de Comercio, Phil Hogan, presentó su dimisión a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, y le fue aceptada.

"Estaba cada vez más claro que la polémica relativa a mi reciente visita a Irlanda se estaba convirtiendo en una distracción de mi trabajo como comisario y afectaría a mi trabajo en los meses siguientes," aseguró Hogan en una larga carta de despedida, en la que presentó "sus más sinceras disculpas" al pueblo irlandés "por los errores" que cometió durante su visita.
Hogan participó el pasado 19 de agosto en una cena de gala organizada por el club de golf del parlamento irlandés, la Oireachtas Golfing Society, para celebrar su 50º aniversario. Acudieron 82 personalidades del mundo político irlandés (estaban permitidas 15).
A ello se sumaron las revelaciones por la prensa local de que el comisario había viajado a varios condados de Irlanda, que se encontraban confinados, y dónde los desplazamientos estaban restringidos y además, se había saltado la cuarentena obligatoria al llegar desde Bélgica. Por si fuera poco, la información se hizo pública tras conocerse que el comisario había sido parado por la policía por utilizar su teléfono mientras conducía.
A ninguno de nuestro políticos nacionales les he visto hacer un acto como este y, si lo hiciesen el mismo presidente o la mayoría del Congreso de los Diputados, verían con buenos ojos tales acciones y, como no, se las perdonarían cariñosamente.
Así somos nosotros. ¿Qué van hacer mal nuestros políticos, encabezados por el mismísimo Vicepresidente Iglesias, si son unos santos?. Pues nada, todo lo hacen divinamente, como el chiste de los ladrones y las monjas.
En ello andamos. Si nos quejamos es por puro vicio.

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