sábado, 29 de agosto de 2020

Puede que sea Dios (Mr.13)

El éxito no está en vencer siempre sino en no desanimarse nunca.
Napoleón Bonaparte
Si no respetas la Naturaleza, esta, te destruirá.
Jefe Siux. Seatetl
No debería estar tan cerca. Tendría que llevar mascarilla, tal vez hasta guantes. Además no es tan joven. Mayor, bastante mayor. Debe estar en la franja de riesgo. El corazón, el colesterol, la tensión. Tampoco está a los tres metros que indica la ley, casi codo con codo. Ni lee el periódico que lleva bajo el brazo, ni usa el móvil. Mira a la gente, esboza una sonrisa. Me mira.

Bajamos en la misma estación.
—Clara, va a La Paz. Intentará ver a su madre—
—Como sabe mi nombre. Si voy a La Paz—
—Bueno, lo sé todo. Sé cuánto pasa. He venido a la Tierra por ver cómo están mis hijos, sobre todo los que están solos. Los que van a morir solos. Tu madre morirá mañana. El resto de familia seguirá—
—Ni que fuera Dios para saberlo—
—Sí y no, tengo muchos nombres. En cada país, en cada religión, Últimamente me llaman La Fuerza. Tu eres joven debes haber visto las películas en las que se dice: “Que La Fuerza te acompañe”—
—Solo es cine, ciencia ficción—
—Como quieras. No voy a discutir. La Humanidad, en estos momentos, no es que haya desobedecido mis leyes, ha ido contra la Naturaleza. Como dijo, hace ya algunos años el Gran jefe Sioux en su carta de Seattle al Presidente Estadounidense Franklin Pierce “Si no respetas la naturaleza, esta te destruirá”—
—Señor, dice cosas muy raras—
—No son raras. Ahora el mundo, los humanos, se han creído por encima de todo, por encima de Dios. No recuerdan, o no desean recordar, su historia. Clara, sabes porque desaparecieron los dinosauros, como se perdió la dinastía Ming en China, o el mundo griego, el romano, el egipcio. Que les paso a los Incas, los Mayas o la Antártida. Fueron grandes culturas que un día, desaparecieron. Actualmente no se cuida el planeta, hay guerras, polución, contaminación, hambruna, se deforesta, secan las fuentes acuíferas, experimentan con la vida y la muerte y esta, por desgracia, está acabando por matarlos—
—Señor, me está empezando a poner nerviosa. De verdad muy nerviosa—
—Ya te lo dije, soy el Pastor. Estoy cuidando mi rebaño—
—Pero—
—No te preocupes vive. Tu madre estará conmigo mañana. Los que queden seguirán luchando, investigando, engañándose. Como siempre, una nueva generación saldrá de este problema, una generación que como esta y las anteriores, se olvidara de lo que vivió y volverá en caer en los mismos errores. Así es la vida—
—Señor, ¿Es usted Dios?—
— Si lo dices, no te voy a llevar la contraria. Tu madre descansará mañana conmigo. Vuelve a casa con los tuyos. —
Se separaron. El, cruzo el cordón de seguridad de la entrada. Ella dio la vuelta y enfilo Castellana hacia abajo.
Como diría el poeta:
Habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del norte llevó su oración,
que era: Padre nuestro, que estás en los cielos...

Rubén Darío

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