Los dos deben cagar cuadrado. El resto de las 17 Comunidades Autónomas han anunciado que acudirán a la reunión presidencial en La Rioja, para debatir sobre los Fondos que la Comunidad girara a España para paliar los desastres sanitarios y económicos de la pandemia, pero ellos ya han dicho, aunque uno. Urkullo, se retractó, no piensan asistir. Ambos tienen eso que se llama sentido de responsabilidad y espíritu de cooperación. Para mi todo, los demás que se apañen. La problemática de la pandemia no lo es solo en sus territorios, que por cierto y sin duda debido a su buena gestión, son aquellos donde más se están reproduciendo los brotes, a veces incontrolados.
¿Para qué quieren más dinero? Son incapaces de hacer lo de Asturias, Murcia o Galicia, que reciben mucho menos, pero que lo gestionan mejor, ninguna de ellas financia, por ejemplo, pseudo gobierno en Bélgica, ni tiene policías para su uso privado, ni hace elecciones cada menos de un año.
Al no ir, no sabrán, por ejemplo, que los Fondos europeos se distribuyen contra proyectos específicos. Es también, más que probable, que su puesta en marcha, la distribución y el desembolso de los 750.000 millones de euros de ayudas para la reconstrucción de la economía europea planteen problemas aún más complejos. La Comisión y el propio Consejo han dejado claros cuales son los márgenes tanto de la distribución entre créditos y subvenciones como la condicionalidad para acceder a ese dinero. Ahora están elaborando ya una estrategia para evitar que su uso no desemboque en batallas políticas en el interior de las instituciones comunitarias y entre países, algo que podría acabar paralizando su funcionamiento.
La presidenta Von der Leyen sabe que los 750.000 millones de créditos y subvenciones, destinados esencialmente a evitar el colapso de Italia, España y Francia no estarán disponibles, como pronto, hasta bien entrado 2021. La tramitación legal y técnica no va a ser sencilla ya que se trata de un mecanismo nuevo, sin precedentes y que necesita de la ratificación de todos los países.
La Comisión Europea tiene otros problemas. quiere eludir a toda costa verse mezclada en las batallas políticas internas de los países. La cumbre ha sido muy complicada y se han visto, como pocas veces antes, enfrentamientos dialécticos entre sus dirigentes. Que hayan salido a la luz algunos, como el ataque de la primera ministra finesa, la socialista Sanna Marin, alistada junto a los «frugales», contra Pedro Sánchez y su inmovilismo, significa que los ha habido incluso peores durante esos cuatro días.
El holandés Mark Rutte llegó a decir que le daba igual si otros se enfadaban porque él no había venido a que «le invitaran a sus fiestas de cumpleaños» sino a defender sus intereses. Muchos no le invitarán, pero porque Europa no está ahora para fiestas.
Eso debió decirlo a quienes derrochan y dilapidan los fondos Comunitarios sobre todos aquellos que despectivamente les llamaron países “frugales”
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