Uno
siempre pensó que el Ministro Marlaska, reconocido por más cosas, aparte de ser un magnifico profesional,
era un ser pausado, de esos que piensan lo que van a decir mucho antes de
decirlo. Pues bien me confundí de medio a medio. Había que verlo el martes en
la comisión del Congreso respondiendo con gritos y exabruptos a lo que le
preguntaban y todo, por no tener razón (cuando no se tiene razón se hace eso:
gritar).
Sr.
Ministro, cuando no se está en posesión de la verdad, cuando se ha mentido
flagrantemente en el Congreso, es de caballeros, ¿Usted lo es Sr. Marlasca?, con
decir lo siento, lo lamento o usted tiene razón, no se arregla lo hecho con
gritos, con descalificaciones, matando al mensajero, que no tiene vela en ese
entierro, tampoco.
Pensaba
que era mejor, que la política, como a otros individuos de su profesión, no lo corrompió.
Que el poder o el dinero estaban por debajo de lo que su profesión propugna, la
justicia. Veo que no, El poder es mejor que la justicie. Con él se destituye,
se ataca; con la verdad y la justicia no. Tápese la cara con una de esas
mascarillas tan de moda pues veo que ni tiene vergüenza ni argumentos para
defender lo indefendible
No hay comentarios:
Publicar un comentario