— Agente,—le
indique—somos matrimonio con cerca de cincuenta años de unión , dormimos en la
misma cama y para más dolo yo lo hago desnudo—
El
uniformado llamo a sus superiores y, afortunadamente, no nos multo.
Ahora,
ya en la segunda fase, se puede ir motorizado con la santa sin que lo detengan;
no se puede, según ella, pasar la tarde bailando en una discoteca, la ley lo
prohíbe. No específica nada sobre lo de
morreándose en un oscuro apartado o bien cosa difícil pero no imposible
llegar ambos a estados más íntimos.
Las
discotecas, como el lector entenderá dan menos pasta que el futbol.
Ayer,
por fin empezaron a poner en televisión los partidos de la Liga, eso sí de
acuerdo a la ley, o sea sin público, jugadores reservas calentándose con
mascarilla, entrenadores dándose el codito como saludo, participantes chocándose
los puños , todo esto fuera del terreno de juego.
En
el césped, la ley no existe. Ni veas las patadas, empujones y agarrones que se
vieron. Por último, como jugaba el Barsa,
y no el Oviedo, donde no se marcó ni un solo gol, los delanteros hicieron diana
y entonces las celebraciones fuero como antaño: abrazos, más abrazos, arrechuchos,
agrupaciones, un festival de uniones y transmisiones bacterianas. Nada paso,
nadie las interrumpió, siguió el partido y el Barsa continuo metiendo
goles celebrados con abrazos.
Estas
leyes, con sus correspondientes normativas para mí que están un poco o nada
estudiadas.
Recuerdo
mi colegio de Maristas en donde el Hermano Pedro nos mandaba, como castigo,
barrer las escaleras de abajo hacia arriba, no por lógica, ni eficacia ni por
nada, solo por obediencia. Igualito lo que ahora nos obliga el Gobierno, hacer
un montón de cosas, sin explicarnos el porqué, ya que ni lo sabe, solo y
exclusivamente porque lo dicen ellos
que, por cierto no se abrazan.
Presidente y
Vicepresidente abrazándose
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