lunes, 15 de junio de 2020

Un abrazo es un abrazo

Esto de las normativas que está dando el Gobierno para el control de coronavirus, es un desastre. Al principio del confinamiento, llevando a mi mujer, en coche, al súper para hacer la compra semanal, nos detuvo un policía municipal por ir los dos delante en el vehículo.
  Agente,—le indique—somos matrimonio con cerca de cincuenta años de unión , dormimos en la misma cama y para más dolo yo lo hago desnudo—
El uniformado llamo a sus superiores y, afortunadamente, no nos multo.
Ahora, ya en la segunda fase, se puede ir motorizado con la santa sin que lo detengan; no se puede, según ella, pasar la tarde bailando en una discoteca, la ley lo prohíbe. No específica nada sobre lo de  morreándose en un oscuro apartado o bien cosa difícil pero no imposible llegar ambos a estados más íntimos. 
Las discotecas, como el lector entenderá dan menos pasta que el futbol.
Ayer, por fin empezaron a poner en televisión los partidos de la Liga, eso sí de acuerdo a la ley, o sea sin público,  jugadores reservas calentándose con mascarilla, entrenadores dándose el codito como saludo, participantes chocándose los puños , todo esto fuera del terreno de juego.
En el césped, la ley no existe. Ni veas las patadas, empujones y agarrones que se vieron. Por último, como jugaba el Barsa, y no el Oviedo, donde no se marcó ni un solo gol, los delanteros hicieron diana y entonces las celebraciones fuero como antaño: abrazos, más abrazos, arrechuchos, agrupaciones, un festival de uniones y transmisiones bacterianas. Nada paso, nadie las interrumpió, siguió el partido y el Barsa continuo  metiendo goles celebrados con abrazos.
Estas leyes, con sus correspondientes normativas para mí que están un poco o nada estudiadas.
Recuerdo mi colegio de Maristas en donde el Hermano Pedro nos mandaba, como castigo, barrer las escaleras de abajo hacia arriba, no por lógica, ni eficacia ni por nada, solo por obediencia. Igualito lo que ahora nos obliga el Gobierno, hacer un montón de cosas, sin explicarnos el porqué, ya que ni lo sabe, solo y exclusivamente porque  lo dicen ellos que, por cierto no se abrazan.
Presidente y Vicepresidente abrazándose

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